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2011年4月23日土曜日

Reflexiones sobre Fukushima (Desde la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina)

Por Dr. Raúl Mainardi
FaMAF
Universidad Nacional de Córdoba
IFEG, CONICET-UNC 

El viernes 11 de marzo todavía estaba en cama cuando mi esposa me avisó acerca del terremoto y tsunami en Japón. Inmediatamente prendí el televisor y lo primero que observé en la pantalla fue un incendio de grandes proporciones y abajo un sobreimpreso que daba como noticia “alerta en una central nuclear”. Dentro de mi incredulidad y con mi esposa que decía “mirá como se incendia la central nuclear” yo sólo atiné a pensar “lo que se está incendiando no es una central nuclear”. He visto muchas y ninguna tiene tanques esféricos y no puede producir una combustión de esa manera. Fue un par de horas después que un canal de televisión, no recuerdo cual pues los recorría a todos para encontrar más información, aclaró que el incendio que se mostraba en la pantalla era de una refinería de petróleo cerca de Tokio. En el interin me llamó por teléfono una profesora de la universidad que tiene uno de sus hijos, casado y con dos hijos, trabajando en Tokio y ella había asociado, sin dudarlo, que el incendio era de una Central Nuclear. Traté de calmarla porque las noticias que llegaban solo mencionaban los esfuerzos por refrigerar el núcleo de uno de los seis reactores de la planta de Fukushima, o sea no se estaba incendiando. Finalmente dicha profesora logró que su hijo se fuera de Tokio ya que se especulaba con que una nube radiactiva llegaría a esa ciudad y en efecto la televisión mostraba sus calles vacías.

En Córdoba tenemos una central nuclear a 130Km al sur de la capital y los ambientalistas que encuentran placer (y diversión?) en sembrar el pánico en la población rápidamente informaron que la Central de Embalse no estaba diseñada para resistir un ataque terrorista como el 11-S (ninguna central nuclear en el mundo lo está) y menos un terremoto como el de Japón. Durante más de una semana tuve que atender, aquí en Córdoba, numerosas entrevistas de la radio y la televisión (gentileza del Decano de la Facultad que les daba mi número de teléfono) y hasta de una radio de Villa General Belgrano, localidad cercana a la Central de Embalse. Lo primero que me dijo la locutora de esta radio, después de saludarme con voz temblorosa, era que acaban de entrevistar a un biólogo ambientalista que les había anunciado que un temblor (no ya un terremoto) podría destruir dicha central. Seguro que un terremoto puede destruir la Central Nuclear le dije, pero tendría que ser de grado 7 o mayor, pero los geólogos que estudiaron la falla de las sierras, debajo del valle de Punilla y su continuación el valle de Calamuchita, consideran altamente improbable que ocurra un terremoto de esa magnitud ya que los registros geológicos no presentan evidencia que nunca haya habido uno tan intenso. Para tranquilizarla le dije que antes que se destruyera la Central Nuclear con un terremoto de grado 7, se destruirían los diques San Roque, Los Molinos y Embalse de Río Tercero que no fueron construidos bajo normas antisísmicas, así como todos los poblados asentados en dicha falla, incluyendo a Villa Gral Belgrano.
Otra confusión en las noticias, que por su persistencia me parece que fue adrede, se refiere al término “fusión del núcleo”. El término en ingles es “meltdown”. Es inconcebible que lo hayan traducido como fusión, cuando lo que ocurre es que el núcleo se funde. Varias personas, incluyendo algunos físicos, me preguntaron si ocurría un proceso de fusión nuclear, en el verdadero sentido del término, o si podía el núcleo explotar como una bomba nuclear y más aún a cuántos megatones sería equivalente. Creo que esta inquietud fue disparada por los mordaces comentarios de un comentarista de CNN en español, quien dijo, en tono tajante, que habría que cerrar todas las centrales nucleares del mundo.

Hubo y sigue habiendo desinformación sobre el tema, que a un mes del terremoto se están disipando paulatinamente. Ya no encuentro en los centros de información a los que la población generalmente accede, anuncios de que Japón analiza cerrar todas sus plantas nucleares, o que China, que planea construir 60 centrales en veinte años, haya dado marcha atrás en ese ambicioso plan. En ese desorden informativo me llevé varias sorpresas, una de ellas en una entrevista televisiva en la que el señor Juan Carlos Villalonga (Director Político de Greenpeace Argentina) abogó por el cierre de todas las centrales nucleares en el mundo y su reemplazo por centrales térmicas. Se que existe una corriente de opinión que insiste en que el calentamiento global no es debido al efecto invernadero producido por las emisiones de gases de combustión y otros gases, sino a un ciclo natural en la tierra. Visité las páginas web de Greenpeace en Argentina y la internacional y no pude encontrar ninguna expresión en contra de la tesis de que el efecto invernadero es producido por los gases de combustión de combustibles fósiles y otros, como el metano. Proponer el reemplazo de las centrales nucleares por usinas térmicas dice claramente “el efecto invernadero no es producido por gases de combustión”.

No creo que China ni Japón, país este que ha comprado recientemente uranio para hacer funcionar sus usinas durante 200 años, den un solo paso atrás en sus planes nucleares. Francia se ha quedado sugestivamente silenciosa y la venta de cinco grandes centrales a Italia no se ha cancelado a un mes del terremoto.

¿Qué lecciones nos dejará el terremoto de Japón?. ¿No construir más centrales?. ¿Construirlas lejos de las costas?. ¿Hacerlas en terrenos geológicamente estables?. Considero que es demasiado pronto para dar una opinión definitiva. De algo estoy seguro, no hay marcha atrás posible. Hace un tiempo leí un paper, del cual he perdido el rastro, que hablaba del valor económico de las cenizas nucleares. Un ejemplo que recuerdo. El 16% de la fisión del 235U es 99Tc. Si se lo separa y se lo irradia en un reactor comercial se transmuta a Rutenio (tiene cuatro isótopos estables). El Rutenio se comporta químicamente como el Platino, que por su uso en los catalizadores de los caños de escape de los automóviles, ya empieza a escasear. La producción de Rutenio solamente pagaría por todo el reprocesamiento del combustible nuclear agotado.

Three miles Island y Chernobil dejaron profundas enseñanzas. No me cabe duda que Fukushima también lo hará. Lamentablemente en estas semanas lo que más me ha impactado ha sido la mala o tendenciosa información que muchos medios de comunicación y entidades ambientalistas han difundido, porque ha afectado a muchísima más gente en el mundo entero. Es interesante observar, en contraposición, el comportamiento de las autoridades Japonesas, tratando en todo momento de llevar tranquilidad a la población.

Los físicos tenemos un deber ante la sociedad que no podemos soslayar. Debemos emitir una opinión en una dirección que esté sólidamente justificada y para ello debemos estar bien informados. Si permitimos que algunos medios de comunicación y ciertas ONG ambientalistas digan lo que se les antoja no estamos cumpliendo con esa obligación. Recomiendo visitar la página de http://www.hiroshimasyndrome.com/, que auspicia la ONG “Environmentalists For Nuclear Energy (EFN-USA)”, uno de cuyos miembros es Patrick Moore (co-founder of Greenpeace).

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